El frio nocturno entumecia mis dedos a traves de los guantes mientras me acercaba al ultimo cruce, al ultimo semaforo. Me retorcia entre los coches para alcanzar la primera fila de su teatro de asfalto mientras una luz roja marcaba el comienzo de su actuacion. De repente una figura delgada salto al escenario de rayas blancas y negras mientras numerosos espontaneos cruzaban delante y detras estorbando a la artista.
Era delgada, bajo su bombin se adivinaba un pelo castaño claro con una rasta juguetona saltando al compas de sus pasos. Su cara pintada de blanco contrastaba con unos ojos verdes llenos de optimismo. Abrazando su cuerpo tenia un aro que no dejaba de girar, posiblemente en su niñez hubiera hecho gimnasia artistica o hubiera aprendido en un parque a los 14 años.
Sus gritos de animo su publico denotaban un acento andaluz, posiblemente se buscaba la vida como artista callejera o simplemente era un hobbie para sacarse un sobresueldo, quien lo sabe. Los espectadores indiferentes detras de un cristal hacian caso omiso del espectaculo que tenian delante, solo una visera levantada de un casco permitia adivinar la pasion con la que intentaba cada truco, la sonrisa en cada mirada al publico.
Sus ojos eran muy diferentes a aquellos que te encuentras en un semaforo cualquiera de una ciudad como esta, le gustaba lo que hacia. Al final de su actuacion recorrio las primeras filas con su bombin buscando la contribucion a su arte que nunca llego.
El muñeco del paso de peatones comenzo a parpadear, con la misma sonrisa con la que llego se aparto hacia el semaforo donde estaba su mochila. Luz verde, embrague, primera…