Una de las pequeñas cosas que me gusta hacer cuando me quedo solo en casa es pedir una pizza, casi siempre al Domino’s Pizza, barbacoa de masa clásica bien calentita. Otro de mis pequeños placeres es poner una buena peli de miedo mientras me como la pizza. Hasta ahora el tema de la pizza está controlado, pero el tema de la película de miedo ya es otra cosa…
Puede que sea la edad, en la que llegas a un momento en el que pocas cosas te sorprenden. También puede ser que la calidad de las pelis de miedo haya bajado en picado como el valor de las acciones de Bankia, pero la cuestión es que hoy en día da mas miedo leer un periódico que ver una película de terror.
Haciendo memoria mi primer contacto con el “terror” en el cine fue precisamente con la primera película que fui a ver, “Los Goonies”, concretamente con las escenas de Sloth. Los Goonies en si misma no da mucho miedo, pero para un canijo de 3 años imponía un poco. Mi madre, que me inculco la pasión por el cine y de paso un condicionamiento clásico como al perro de Paulov que hace que tenga que ir a mear antes de entrar en el cine aunque haya salido de casa hace 5 minutos, siempre me recuerda que me quería ir del cine hasta que Sloth salió vestido con la camiseta de Superman. En ese momento fue cuando llegue a la conclusión de no puede ser malo si llevas la S roja y seguí viendo la película tan contento.
El siguiente contacto que tuve con el cine de terror fue con El Muñeco Diabólico. Debía de tener mas o menos unos 8 años y la consecuencia fue que deje de dormir con muñecos de peluche. Para aquellos padres que piensan que sus hijos ya son mayorcitos para dormir con peluches les recomiendo que les pongan esta película, mano de santo oiga!
De pequeño veía uno de los mejores programas que había en la televisión por aquel entonces, Alucine, que lo echaban en la 1 y luego lo pasaron a la 2. Ahí conocí clásicos como Los Chicos del Maíz, Ghoulies, El Exorcista, Hellraiser, El Ascensor, La Puerta del Infierno… No se si fue en Alucine o donde que tengo recuerdo de una escena de una especie de mujer vampiro corriendo por un pasillo que realmente me daba miedo. Con el tiempo descubrí que pertenecía a una película llamada Blacula, una adaptación del tipo blaxploitation del clásico Dracula. Viendo el trailer 20 y pico años después da risa, pero atención al minuto 1.30 del trailer que visto con los ojos de un niño de 10 años algo si que acojona.
Como buen aficionado al cine de terror el equilibrio universal me tenia reservado a alguien que no es capaz de ver ni siquiera ciertos trailers de películas con algún susto. Así que el terror paso de la gran pantalla a la pequeña pantalla y de los altavoces a los cascos, que quieras que no si le das un poco de ambiente bajando la persiana es prácticamente como ir al cine.
La cuestión, como el titulo del post indica, es que ya no hacen películas como las de antes, de las que acojonan de verdad, de las que estas en vilo viéndolas sin saber lo que va a pasar, de las que te vas a la cama y pones el ojo en la puerta por si acaso.
El problema es que se esta empezando a incluir en el genero las mal llamadas películas de terror, que no dejan de ser un slasher mal hecho y de mal gusto como Saw, de las cuales la primera y segunda película valían algo pero que se transformaron en “vamos a hacer unas cuantas escenas lo mas asquerosas posibles y luego vemos como las hilamos”. Después están incluyendo las que empiezan por exorcismo, como la de El Exorcismo de Emily Rose, el Último Exorcismo o Exorcismo en Connetticut… que se resumen en niña mona poseída y cura leyendo la Biblia, y para eso señores me quedo con el original.
Como ejemplo de terror mal llamado valga la película que vi ayer, Mama, un cuentito muy tierno con una historia bonita pero que hace aguas por todos lados como película de terror. Tiene escenas muy obvias, la típica de “Hay alguien en la puerta” o el mas que manido primer plano del protagonista con una puerta a la espalda y el fantasma pasando por detrás. La escena mas sorprendente es cuando la protagonista se acerca a un armario medio abierto en el que todos sabemos que esta el fantasma y en vez de abrirlo lo cierra, impresionante, cuanto terror. Que conste que si Mama hubiera sido una película del estilo de La Joven del Agua en plan cuento bonito hubiera mejorado bastante.
El aficionado al terror busca una película que le miedo en el cine y fuera del cine, no busca esas películas de susto facilón en el que suben un poco la música y tampoco busca adivinar el orden en el que van a morir los protagonistas ni jugar al escondite con el malo. El aficionado al terror busca la ansiedad, esa sensación de tener un peso en el pecho, y hay muy pocas películas que lo consigan.
En mi caso la ultima película que lo consiguió fue The Ring. Si incluso el video que aparece en la película da miedo, y eso que son escenas que por separado no provocan nada pero juntas es otra cosa. The Ring es de las pocas películas que consiguió que durmiera inquieto esa noche, consiguió que mirara de reojo la televisión de la que llegaba a casa en plan “como se encienda va por la ventana”.
Otra de las que consiguieron inquietarme y emocionarme a la vez fue “La Mujer de Negro”, una película de terror de corte clásico producida por la Hammer esa gran productora de cine de terror de los años 50 y 60. La ultima que he oído que es terror del bueno es el Expediente Warren, del que dicen que es una buena película y que da realmente miedo.
Esperemos que con estos casos aislados de grandes peliculas y con la vuelta de la Hammer devuelvan al genero su glamour perdido.