Una de las candidatas a los Oscar del año pasado fue Her, una grandísima película con un grandísimo Joaquín Phoenix, que aborda el tema de la adición a la tecnología que últimamente sufre nuestra sociedad desde el amor de un humano a un sistema operativo. En la película las personas dependían de sus ordenadores o teléfonos móviles hasta el punto de desarrollar relaciones complejas de amistad o de amor con estos dispositivos. Aparte de las connotaciones metafísicas que puede tener la película respecto a enamorarse de una inteligencia artificial, que tenga la voz de Scarlett Johanson siempre ayuda, creo que la critica principal de esta película es la adicción y la alienación que sufren las personas a través de la tecnología. A día de hoy en día estamos en la fase de la relación de dependencia, aun nos queda para llegar a una relación de amistad o de amor con Siri, Cortana o cualquier otro asistente de nuestro móvil.
Hay una parte de la relación con nuestro móvil que nos acerca a la gente, esa parte en la que no tienes que enviar una carta para saber de una persona, puedes ver lo que hace en las fotos de su muro de Facebook, sus opiniones en Twitter, mantener un grupo de Whatsapp con tu grupo de amigos… Pero hay otras partes oscuras en esa relación que fomenta el aislamiento. Cuántas veces hemos visto mesas en cafeterías en las que hay personas en una conversación que tienen el móvil en la mano mientras están chateando por el Whatsapp, en esas situaciones se pierde la atención a lo que pasa en MundoReal™, se pasa vivir a caballo entre la realidad y la red sin estar en ninguno de los dos sitios. Lo gracioso es que cuando luego llegan a casa se ponen a chatear con esas mismas personas para contarse lo que no se contaron delante de un café.
Hace unos días Whatsapp ha dado por zanjada uno de los grandes debates de esta generación ¿el doble check significa el mensaje que he enviado se ha leído? y lo ha zanjado con un simple cambio de color, del verde al azul. Con eso la pregunta de ¿habrá leído mi mensaje? se transforma en ¿por qué no me contesta? ¿Que estará haciendo tan importante para no contestarme? ¿Estará con otro/a? fijo que me engaña… y es que así sin quererlo Whatsapp ha creado otro de los llamados «Problemas del primer mundo». Esos «problemas» que solo se tienen en países desarrollados y son triviales a los ojos de cualquier persona de otro punto del planeta. Lo que no han tenido en cuenta los desarrolladores de la popular herramienta de mensajería es el drama que están llevando a las habitaciones de los adolescentes, y no tan adolescentes, de este país. La de broncas de pareja que se están generando en estos momentos por ese simple cambio de color. En vez del azul hubiera sido mejor el naranja ámbar como señal de precaución «Cuidado, como no contestes en los próximos segundos puedes estar encabronando a alguien». Además de una pequeña modificación de los EULA (Acuerdos de licencia con el usuario final) en el que digan que no se hacen responsables de las broncas de parejas y posibles divorcios, por lo que pueda pasar…
En mi caso también tengo una relación con mi móvil, no voy a ser yo el que tire la primera piedra, pero dista mucho de ser el trío novio-móvil-novia es más bien un binomio móvil y yo. En mi caso, y pueden dar fe mi mujer, familia, amigos, que es muy difícil que conteste una llamada a la primera o que responda un mensaje en poco tiempo. Casi siempre llevo el móvil en silencio y veo las llamadas y mensajes cuando lo cojo y en casa se queda en el soporte que tengo en el escritorio. En vez de ser de una relación bidireccional es unidireccional, hacia el mundo porque lo que más consumo en el móvil es twitter, rss, noticias… Para que el mundo se comunique conmigo lleva un poco más de tiempo porque, aunque suene borde, es posible que este haciendo cosas más interesantes que hablar contigo. Como digo, puede sonar borde, pero aparte de relacionarnos con nuestro móvil, pareja o amigos también tenemos que relacionarnos con una de las personas más importantes de nuestra vida y no está de más dejar algún momento del día para estar con uno mismo, con el móvil apagado.