Pequeños dioses de cuatro patas

Decía Terry Pratchett que «en la antigüedad los gatos eran adorados como dioses; ellos no han olvidado esto.» Esto se nota incluso a día de hoy en su comportamiento, su relación con los humanos y sobre todo cuando ya no están. Porque cuando un dios desaparece la tierra se queda triste y yerma.

El gran historiador de la antigüedad Heródoto descubrió como se adoraba a estos pequeños dioses en el antiguo Egipto en el momento que dejaban este mundo y asi lo dejo registrado en su libro segundo.

«Los gatos muertos son trasladados a unos edificios sagrados, en la ciudad de Bubastis, donde, una vez embalsamados, reciben sepultura; en cambio, a los perros cada cual los sepulta, en su respectiva ciudad, en unos féretros sagrados; y también los icneumones [mangostas] son sepultados como los perros. A las musarañas y a los halcones los llevan a la ciudad de Buto, y a los ibis, a Hermópolis. En cambio a los osos y a los lobos los sepultan allí donde los encuentran muertos».
Heródoto Libro II

Para mi pequeña Kara, ahora en Bubastis.

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