La crisis de los 30, te haces viejo!

La verdad es que los años no pasan en balde, mismamente ayer mientras iba en el tren a trabajar empezó a sonar Ecuador de Sash en mis auriculares y se me vino a la mente aquellas tardes de los viernes en la discoteca del Jardín. En uno de esos momentos de idea brillante me dio por ponerme a calcular y resulta que ya hace 17 años de esas tardes de viernes, luego me puse a llorar en un rincón en posición fetal.
Con esto de la edad empiezan a salir las crisis, la de los 40, la de los 7 años, la de fe, la crisis económica, la Crisis en Tierras Infinitas… En mi caso llevaba tiempo con la crisis informática y no es que nos exploten por cuatro duros en cárnicas picando código en el lenguaje de moda, esta es una crisis de otro tipo.

En la década de la movida, las hombreras y el pelo frito SS.MM los Reyes Magos de Oriente tuvieron a bien traerme un microordenador personal, que es como se llamaban por aquella época a los ordenadores que no ocupaban una habitación entera, concretamente era un Amstrad CPC 464 con 64kb de memoria. Con 7 años aprendí la virtud de la paciencia con juegos que tardaban media hora en cargar, me rio yo ahora cuando algunos se quejan de los tiempos de carga de un juego en una “Pley”.
Aprendí también a desarrollar reflejos sobrehumanos en ese infierno que eran los juegos de carga secuencial en los que cada fase cargaba independientemente y si te mataban tenías que volver a cargar el juego entero otra vez. Aparte de eso mi Amstrad me regalo, ayudado por ese monitor de fosforo verde radiactivo, una miopía de esas en las que ves menos que un gato de escayola. Seguir leyendo «La crisis de los 30, te haces viejo!»