Restaura el color original de tu GameBoy o SuperNintendo

Hace un fin de semana decidí ponerme a imitar a los políticos de este país y empezar a blanquear, la única diferencia es que en mi caso en vez de blanquear dinero me puse a blanquear otras cosas más legales y es que en mi último viaje a las tierras del norte rescate de casa de mis padres dos pequeños tesoros de mi infancia.
La primera en ser rescatada fue mí querida GameBoy que tantas horas de diversión me dio y en un segundo viaje se vino a casa mi primera consola de sobremesa, aquella consola que por mi época llamaban «El cerebro de la bestia», la Súper Nintendo. Desgraciadamente el tiempo pasa para todo el mundo y mis dos pequeñas joyas de la infancia ya no estaban en sus mejores momentos y su antiguo color gris claro se había convertido en un color amarillento sucio como los restos de la nicotina. El aspecto que tenían no era el que recordaba cuando las saque de la caja la primera vez.

El motivo de ese color amarillento es por culpa del plástico con el que están fabricadas tanto la GameBoy y la SuperNintendo. Ese plástico es el ABS (Acrilonitrilo butadieno estireno) y se utiliza sobre todo en automoción, en juguetería, los Lego y algunas figuras de acción están hechas con este material, y en componentes electrónicos como ordenadores, teclados, ratones… Es un plástico duro y rígido y además el principal motivo por el que es tan usado en electrónica es porque es muy resistente al fuego. Una de las razones por las que se uso en los 80 y 90 para fabricar la gran mayoría de consolas.

Pero el ABS no es todo beneficios y alegrías, tienen un gran punto flaco y es que es muy poco resistente a los rayos ultravioleta y modifican sus propiedades químicas e incluso físicas ya que el plástico se vuelve más quebradizo. En este punto los Nintenderos somos los más afectados por los rayos ultravioletas porque las primeras consolas de Nintendo eran gris claro mientras que las de Sega no se ven afectadas porque todas, excepto la Dreamcast que si se amarillea, eran negras.

Ahora bien, toda esta informacion está muy bien, pero si tenemos una o más consolas amarillentas habrá que ver si hay alguna solución para devolverlas a su estado original, y existe una solución o más bien una disolución.

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Arqueología de videojuegos: mis clásicos.

Desde hace años llevo una doble vida, de día trabajo, cojo el metro y me dispongo a ir a trabajar. Pero de noche vivo una vida de exaltación, palpitaciones y adrenalina. Dicha sea la verdad, una vida de dudosa virtud, no lo negare. Me he visto envuelto por la violencia, incluso la he disfrutado. He mutilado y matado enemigos y no solo en defensa propia. He mostrado una indiferencia total hacia la vida, la integridad física y la propiedad y he saboreado cada instante. 
Al verme jamás pensarías que he dirigido ejércitos, que he conquistado mundos, aunque para lograrlo he dejado a un lado la moralidad. No me arrepiento porque, aunque he llevado una doble vida, al menos yo sí puedo decir que he vivido.

Este texto, que corresponde a uno de los mejores anuncios de videojuegos en televisión, el de la primera PlayStation, es más o menos un reflejo de mis tardes o noches. Desde que tengo uso de razón siempre he tenido una cruceta y unos botones bajo mis pulgares. La primera vez, hace unos 30 años, eran unos dedos pequeños pulsando los botones de una pequeña maquina LCD de marcianitos, la última vez fue hace unas horas con unos pulgares un poco más grandes y más viejos en el mando de una PlayStation4.

 Durante esas horas de disparos, saltos y carreras me encontré con varios juegos que dejaron un muy buen recuerdo en mi mente. Juegos que recuerdo con cariño y de vez en cuando en momentos de nostalgia vuelvo a revisitar una y otra vez. Seguir leyendo «Arqueología de videojuegos: mis clásicos.»